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El Área de Cultura del Ayuntamiento de Sopela ha impulsado, junto a Eusko Ikaskuntza, el proyecto sobre memoria histórica “Sopela, 60 años de historia: de la Restauración al Franquismo”. El proyecto, que ha sido dirigido por el historiador Koldo Somokueto y supervisado por el también historiador alemán y catedrático de la UPV Ludger Mees, aborda, a través de múltiples fuentes documentales, el legado histórico de 4 diferentes etapas de Sopela:
– La Restauración y la dictadura de Primo de Rivera (1890-1930)
– La Segunda República (1931-1936)
– La Guerra Civil en Euskadi (1936-1937)
– El Primer Franquismo (1937-1950)
El trabajo, basado en una profunda labor de investigación de más de 500 páginas que comenzó a tomar forma hace ya dos años, presenta una exhaustiva retrospectiva que, a través de infinidad de recursos documentales, arroja un poco más de luz sobre la vida política, socio-económica, linguística y cotidiana de Sopela entre 1890 y 1950.
En palabras de Koldo Somokueto, el historiador encargado de dirigir el proyecto, se trata de “un arduo trabajo de investigación que va mucho más allá una mera retrospectiva sobre Sopela”, ya que, “no se circunscribe exclusivamente al ámbito geográfico de Sopela; en términos históricos, los municipios, sean colindantes o no, interactúan entre sí, y es por ello que para analizar los periodos históricos en los que está enmarcado el trabajo hay que acudir también a otros ámbitos como el estatal, provincial o comarcal para encontrar todas las referencias de lo que sucede en el municipio”.
Es por ello que Somokueto se ha basado en documentos guardados en el Archivo Municipal de Sopela, el Archivo Histórico Foral de Bizkaia o el Archivo del Nacionalismo Vasco; fuentes estatales como el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca o el Archivo General de la Administración, así como prensa histórica de la época (Euzkadi, El Liberal, El Pueblo Vasco o La Gaceta del Norte, etc.) y hasta testimonios orales. “Un trabajo de esta envergadura no puede caer solo en lo local”, subraya.
60 años de historia
Somokueto destaca la dificultad de comprimir 60 años de historia, “además con tanta intensidad como es esa época”, en un solo trabajo. “Si indagas, Sopela abarca tanto que es difícil exprimir todo”, admite.
A pesar de la inmensidad temporal del trabajo, el trazado contextual se nutre de algunos factores que ayudan a entender un poco mejor el desarrollo social, político, económico y cultural del municipio a lo largo de todas las etapas históricas que abarcan la investigación.
Por ejemplo, la última década del siglo XIX trajo a la localidad un cambio revolucionario: la llegada del ferrocarril en 1893, que acortó las distancias con Bilbao y los pueblos de la ría. “Esto facilitó que algunos vecinos de la localidad accedieran al trabajo en las industrias instaladas en torno a la ría del Nervión. Las mujeres encargadas de la venta del producto hortícola, las ‘vendejeras’, también se vieron beneficiadas por el nuevo medio de transporte, que las trasladaba de forma más rápida a las localidades donde se celebraban mercados semanales, como Portugalete. En aquella última década del siglo XIX, la construcción del Puerto exterior de Bilbao, afectó a la morfología de la playa de Las Arenas (Getxo)”, destaca.
Este hecho, sumado a la puesta en marcha del tren, hizo que los bañistas bilbaínos pusieran sus ojos en Sopela o Plentzia, que vieron como el número de visitantes en las jornadas veraniegas fue en aumento. De esta manera, “por ejemplo, en los años 20, las playas de Sopela recibían a cientos de bañistas, especialmente los días festivos y la prensa de la época también se “ocupó” de los arenales sopeloztarras, aunque no en un sentido positivo, puesto que se hicieron eco de una forma muy sensacionalista de los ahogamientos que se producían anualmente”, recalca el historiador.
Para combatir la mala fama que la prensa había otorgado a las playas de Sopela, en junio de 1928, el Ayuntamiento de la localidad encargó un artículo periodístico alabando las condiciones de seguridad del arenal de Atxabiribil, “asegurando que el peligro solo estaba en La Salvaje”.
El rol de la mujer
El rol de la mujer también tiene su reflejo a lo largo del proyecto. Basándose en los Censos Electorales elaborados durante la Segunda República, “en el que se recogían las ocupaciones laborales del electorado”, el estudio destaca que “la inmensa mayoría de las sopeloztarras figuran como labradoras o amas de casa aunque sabemos por las Guías Comerciales de la época que también había costureras y que en 1936 una mujer regentaba el estanco de la localidad”.
El trabajo también hace un alto en el camino en las elecciones municipales de abril de 1933, “que no se celebraron en todos los municipios, aunque si en Sopela, Berango o Urduliz”. Aquella fue la primera vez que las y los sopeloztarras pudieron votar, mientras que en el conjunto del territorio vasco lo hicieron en el Referéndum del Estatuto Vasco el 5 de noviembre de 1933. Poco, después, el 19 de noviembre, las mujeres pudieron votar en el conjunto del Estado, en los comicios de diputados a las Cortes.
Respecto a los años de la Guerra Civil, Somokueto incide en que ha sido “muy importante” intentar documentar todos los vecinos fallecidos en acciones de guerra durante la Guerra Civil. “Algunos de los nombres de los fallecidos aparecen documentados en este trabajo por primera vez y también se ha evaluado de forma concienzuda la represión tras la Guerra Civil, analizando las Causas abiertas por los Tribunales de Guerra contra un buen número de sopeloztarras”, subraya.
Publicación de un libro
La idea es que este proyecto de investigación adquiera forma y quede reflejada mediante la publicación de un libro que se editará tanto en euskera como en castellano. Por este motivo, desde el Ayuntamiento de Sopela se hace un llamamiento a todas las personas que pudieran conservar alguna fotografía de los periodos tratados en el proyecto (1890-1950), para que colaboren cediendo temporalmente en Kurtzio Kultur Etxea (se trataría solamente de realizar una copia del documento) sus fotografías de cara a complementar el trabajo a publicar.